(Fuente
vía ELEMERGENTE.COM / Por Ignacio Serrano) Ernesto Mejía se ha
ganado la reputación de jonronero a todo lo largo de su carrera, tanto en las
Ligas Menores como en Venezuela. Pero nunca sacó tantos cuadrangulares como en
Japón. Ahora, tras varios años en baja, se enfrenta a una temporada crucial
para él, a partir de esta semana.
Mejía es uno de los 10
venezolanos presentes en la NPB, el exigente circuito profesional que disputa
desde este viernes 19 de junio su calendario regular.
Es también uno de los más
veteranos en la expedición nacional, después del también inicialista José
Celestino López.
El toletero derecho tiene
récords en el archipiélago asiático. Fue líder con 34 vuelacercas en la Liga
del Pacífico en 2014 y forma parte, junto a Goya Nakamura, de la única pareja
de un mismo equipo que han compartido el título de bambinazos en aquella
pelota, contando desde 1950, cuando el circuito se dividió en dos ligas.
Llegó a ser el jugador mejor
pagado de la NPB. Pero luego de promediar 32 tablazos de vuelta completa en sus
primeras tres justas con los Leones de Seibu, apenas proedió 11 en las
siguientes tres.
Mejía no ofreció muchas
noticias durante los encuentros de preparación, a diferencia de López, que la
botó tres veces, o José Pirela, que cerró con siete cotejos consecutivos
disparando imparables.
Se declaró agente libre a
finales de 2019, pero los melenudos volvieron a firmarlo, ahora con un pacto
pequeño. Está obligado a demostrar que sigue siendo una fuerza ofensiva,
después de llegar a ser uno de los importados más admirados en aquellas
tierras.
Es el líder jonronero de
todos los tiempos en la historia de las Águilas del Zulia y acumula 330
bombazos y más de 1.000 carreras empujadas (1.128) entre todas las categorías y
reuniones por donde ha pasado.
Pero Mejía está en deuda
consigo mismo.
La ampliación de la cuota de
extranjeros, para permitir más ayuda ante la necesidad de jugar con menos
descanso, debido al retraso causado por la pandemia mundial de covid-19, le
permitirá quizás contar con tiempo de juego garantizado. El resto le tocará
ponerlo a él.
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