(Fuente prensa LVBP.COM /
Por José Luis López) Wilmer Flores, infielder grandeliga de
los Gigantes de San Francisco, se acercó el pasado fin de semana a visitar a
los Bravos de Margarita, bastante contento porque en esta temporada el equipo
hace vida en Valencia, su ciudad natal y donde reside gran parte de su familia.
Por ello, no le resultó
difícil sucumbir a la tentación de darse una vuelta por el Estadio José
Bernardo Pérez. Y aunque Bravos ha cambiado bastante desde la última vez que
Wilmer vistió ese uniforme -por allá en la temporada 2015-16-, los deseos de
saltar al terreno y jugar ante su gente valenciana, se hacen patentes.
Aunque la motivación
primaria fue venir a Venezuela a pasar las festividades de fin de año con sus
familiares, el gusanillo de uniformarse de nuevo en la LVBP, de repente deja de
ser quimera. Pese a que siempre haya algunos atenuantes que impidan convertir
el anhelo en realidad.
“Contemplo desde hace varios
días a los muchachos jugar. Me agrada el ímpetu y las ganas que muestran. Por
ello me acerqué a entrenar con ellos. No hace mucho también era así, un
muchacho cargado de ilusiones y con ganas de llegar a Grandes Ligas. Estos
ejercicios hacen que me evalúe físicamente. Este año, por causa de la pandemia
del Covid-19 no jugué la cantidad de tiempo acostumbrado. Por eso, quiero
evaluarme y qué mejor que hacerlo al lado de esta inspirada muchachada. Es un
placer compartir con ellos”, le dijo el toletero derecho, de 29 años de edad,
al departamento de prensa de Bravos.
Esa evaluación que desea
hacer de su físico, podría colocarlo sobre una dirección que agradaría mucho a
Bravos y a sus parciales.
“Tengo ganas de uniformarme
y saltar al terreno para aportar a la causa. Por ello es fundamental conocer
bien mi condición física. Por ello no quiero comprometerme ni adelantar nada.
Seguiré mis prácticas y ya tomaré una decisión”.
Wilmer echa una mirada al
terreno y se percata del entusiasmo con el cual practican los integrantes de
Margarita.
“Es evidente la gran química
que ha logrado en el equipo. Se siente tanto en el clubhouse como en el
terreno. El equipo se ha convertido en una máquina de batear. El pitcheo hace
su trabajo. En fin, todas las piezas están en buen funcionamiento y no dudo que,
de seguir así, la Isla de Margarita celebre su primer campeonato de la LVBP”.
Si bien sus pensamientos
actuales transcurren entre su familia y el buen momento de Bravos, su mira no
se aparta mucho tiempo de su futuro inmediato con los Gigantes de San Francisco,
organización con la cual firmó un contrato por dos años y 6,25 millones de
dólares, con una opción del equipo para 2022 de $3,5 millones.
“Mi prioridad es mantenerme
saludable. Asegurado ese objetivo, el siguiente es mejorar cada año. la clave es
superar lo hecho el año anterior”.
La tarde avanza en Valencia.
Se acerca la hora de cantar Play Ball.
“Nací acá en Valencia y
tener cerca a Bravos me hace sentir bien. Estoy con mi familia y bastante cerca
del equipo. Jugar sería fácil para mí, siempre que me sienta en la forma
adecuada”.
Finalmente, reiteró la
confianza que tiene en sus compañeros del club insular.
“Margarita debe estar
contenta por el papel que hacen sus Bravos. Este equipo tiene potencial y muy
posiblemente este año pueda sonar la campana”. (Síguenos por nuestro
Twitter oficial @beisbolcontodo)
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